lunes, 5 de enero de 2009

Feliz 2009

Para este nuevo año... "...todas las cosas ayudan a bien"

Con la caída de Adán y Eva toda la raza humana se separó de Dios, se lanzó a la depravación y tomó el camino hacia la destrucción. Pero los propósitos de Dios no se detuvieron por el desastre sucedido al comienzo de la historia humana, tal como no se detienen por el desastre en la actualidad. Desde la eternidad, Dios tenía un plan para el universo.
Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. “Sabemos” viene del griego oida, que se refiere a un conocimiento cierto, a una comprensión absoluta.
El tiempo perfecto del verbo se refiere a un conocimiento que se tiene en el presente porque fue aprendido en el pasado. Esto podría traducirse: “Hemos llegado a conocer con certidumbre”. Pablo no está hablando de todos; está hablando de quienes han sido enseñados y quienes entonces saben a ciencia cierta que hay una razón por lo cual existen y saben cuál es esa razón. Cuando Pablo escribe que dios hace que “todas las cosas les ayuden a bien”, no está diciendo que Dios deja que sucedan sólo cosas buenas, sino que entrelaza cosas buenas y cosas malas y las hace, juntas, producir algo que es bueno.
“Bien” aquí es ágatos; significa bien absoluto, bien ulterior. El bien ulterior no es siempre el bien inmediato. Dios, quien es eterno, mira hacia el futuro. Se preocupa no tanto por la situación en que estamos en este momento, sino por el carácter que estamos desarrollando al paso del tiempo y por nuestro destino eterno. La persona a quien no le concierne la eternidad, quien tiene su mirada puesta en el tiempo y lo que puede obtener con el tiempo, se ha colocado contra la maquinaria del universo. Tal persona no puede esperar que esta promesa se aplique a su vida. ¿A quién le hace Dios esta promesa? La frase “a los que aman a Dios” se refiere a quienes están enfocados en Dios por medio de la persona de Jesucristo. Jesús dijo sin lugar a dudas en Juan 14:6 que nadie puede alcanzar a Dios sino a través de El: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi” Cualquiera que habla de Dios pero odia a Jesucristo, tiene un dios que es producto de su imaginación. No puede esperar que nada ayude a un bien ulterior en su vida.
“Aman” aquí es agapáo. Como participio presente activo se refiere a una acción constante, pero ¿qué significa eso? En Juan 13:17 Jesús dijo a sus discípulos, “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”. En Juan 14:15 dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamiento”. “Guardad” viene del griego, tereo que significa “custodiar” o “atesorar”. Tener reverencia por la Palabra es una expresión de amor. Nadie obedece perfectamente siempre; todos fracasamos. Pero la persona que una y otra vez se levanta y se esfuerza luego de haber fracasado, que permanentemente busca a Dios, ésta es la persona que practica tal manera de vivir.
La persona que odia a Dios o que ignora a Dios, no debe esperar que nada ayude a bien en su vida. Odiar al Creador del universo, despreciar el Poder que generó la vida, desdeñar al Planificador de la historia y esperar que todo le vaya bien en la vida es una necedad. “Los que aman a Dios” es ampliado con la frase “los que conforme a su propósito son llamados”. Kletos, literalmente “los llamados”, aparece aquí como caso dativo, en lo que se conoce como dativo de ventaja. Pablo está diciendo que estas personas tienen una ventaja porque han respondido al llamado. ¿Cuál es el llamado? Es una invitación para creer en el Señor Jesucristo y ser salvo. ¿A quién ha sido hecho el llamado? A toda la humanidad. “Los llamados” son todos los que responden al llamado por medio de la fe en Jesucristo.
“Conforme a su propósito” en griego es kata prótesis. Kata significa “según una norma o estándar” Prótesis viene de pro, “antes, y titemi” “poner en su lugar”. Dios ha establecido normas. Sus normas son absolutas y eternas. Nunca cambiarán, así como El mismo nunca cambiará. Antes de que comenzara el tiempo, Dios estableció el orden de las funciones físicas del universo y de las funciones espirituales del hombre. No le dio cuerda al universo, como a un juguete, soltándolo luego sin tener idea de lo que le sucedería. Tenía un plan antes de la creación, y fue revelando su plan en detalles cada vez mayores a lo largo de las Escrituras.
Romanos 8:28 establece dos condiciones para que la promesa de que todas las cosas ayuden a bien sea una realidad en nuestra vida. Hemos de amar a Dios y debemos ser llamados de acuerdo a su voluntad. Esto significa que debemos estar viviendo de acuerdo con su propósito, dispuestos a seguir su plan. Si compro un automóvil y quiero que ande como fue diseñado sigo las instrucciones de mantenimiento del fabricante. Si construyo una casa y quiero que quede en pie, sigo los planos del arquitecto. Si soy un atleta empeñado en ganarme la medalla de oro en las olimpiadas, sigo el plan de entrenamiento que me exige mi entrenador. Si quiero que todo ayude a bien en mi vida, sigo el plan de Dios. ¿Seguir el plan significará que siempre hemos de tener experiencias buenas? De ninguna manera. Enfrentamos adversidad y sufrimiento, tanto como bendición y prosperidad. Enfrentaremos lo mismo que todos tienen que enfrentar en la vida. Pero en nuestra vida habrá una diferencia. Sabremos que todas las cosas, las buenas y las malas, tienen un propósito. Sabremos que todo está ayudando a bien hacia una meta final: el bien infinito, definitivo, duradero. ¿Cuál es el bien definitivo que Dios quiere llevar a cabo en nuestra vida? El quiere conformarnos a su Hijo.
En Romanos 8:29-30 “Conformes” es summorfóo, compuesto por sun, “unidos”, y morfóo, “forma, apariencia, esencia”. Dios quiere tomar a todos sus hijos en forma, apariencia y esencia; y unirlos con el propósito de conformarlos a la imagen del Señor Jesucristo. El mejor destino posible no es ser rico, ni famoso, ni tampoco lograr el éxito. El mejor destino es parecerse a su Hijo. La meta más alta que Dios podría tener para nuestra vida es que seamos similares al hombre más grandioso que jamás ha vivido.
Seamos fieles dejándonos guiar por el plan de Dios para nuestras vidas.